Escuela de ciencias y letras

Dentro de 20 años, ¿qué recordarán nuestros hijos de estos días?

miércoles, 29 abril 2020


Todas las personas guardan en su memoria momentos personales que han marcado su vida: el primer amor, el nacimiento de un hijo, el adiós a un ser querido. Pero también hay hitos históricos que nos unen como sociedad. Si preguntamos a nuestros abuelos dónde estaban aquel domingo de julio de 1969 cuando el hombre pisó la Luna o nos preguntamos qué estábamos haciendo el mediodía del martes 11 de setiembre de 2001 cuando el segundo avión impactó en una de las torres gemelas, no dudamos ni un momento. Aquel televisor, aquellas expresiones en las caras de los que nos acompañaban, aquellas miradas, todo se vuelve muy nítido y el paso de los años no difumina ni desdibuja los pequeños detalles.

Inevitablemente, la primavera de 2020 se ha convertido en uno de esos momentos imborrables en nuestras vidas. El día a día que estamos viviendo nos acompañará a lo largo de nuestro camino y está en nuestras manos decidir cómo será este recuerdo.

¿Os habéis preguntado que recordarán nuestros hijos de estos días?

Ante situaciones nuevas como la actual, la incertidumbre suele apoderase de nosotros y la óptica objetiva, para analizar nuestro entorno, queda en segundo plano. Sabemos que estamos haciendo las cosas bien porque seguimos las “nuevas normas” y estamos desarrollando una conciencia social para lograr un bien común. Parece que hemos perdido nuestra libertad, y aunque las tecnologías y las redes sociales intentan compensarlo, disponemos ahora de un elemento al que no habíamos dado su merecido valor: el tiempo.

Y, aunque estemos en casa, ¿no seguimos siendo libres de decidir cómo emplearlo?

Poned en una balanza vuestra nueva rutina e intentad que esté lo más equilibrada posible. No podemos obviar las obligaciones académicas o las tareas domésticas, pero debemos dar también importancia a la parte emocional que será la que perdurará en los recuerdos.

Compartid tiempo; escucharos, hablad, reíd, llorad, jugad, cocinad, aprended, leed.  Todo eso no será tiempo perdido, será vida que llenará la memoria de nuestro futuro.

Cuando dentro de 30 años vuestros hijos recuerden el confinamiento sonreirán pensando en aquella conversación, porque os preguntaron cómo os conocisteis, aquella comida que cocinaron siguiendo vuestras instrucciones o aquella tarde en la que los sorprendisteis con la casa llena de pistas para encontrar su juego favorito.

Si fue el tiempo que perdió el Principito con su rosa lo que la hizo tan importante, tenemos ahora la mejor oportunidad para dedicarnos tiempo y empatizar los unos con los otros para fortalecer nuestras relaciones.

¡Aprovechémoslo!